La Semana Santa, un crisol de fe, arte y tradición, nos envuelve cada año en un torbellino de emociones y momentos inolvidables. Entre los innumerables misterios que desfilan por las calles de Andalucía, y muy especialmente de Sevilla, la figura de la Virgen se alza como el epicentro de la devoción popular. En este viaje al pasado, nos centraremos en el Miércoles Santo de 2017, para desentrañar un enigma que resuena en el corazón de muchos: ¿qué hermandades acompañaron a la Virgen de la Caridad en su estación de penitencia de aquel año?
Para abordar esta pregunta con la profundidad que merece, es fundamental ubicar a nuestra protagonista. En el vasto universo cofrade sevillano, la Virgen de la Caridad es advocación principal de la Hermandad del Baratillo. Una corporación venerable, arraigada en el pintoresco barrio del Arenal, que cada Miércoles Santo convierte sus calles en un templo al aire libre. Su titular mariana, una bellísima Dolorosa obra de Luis Álvarez Duarte, es un estandarte de la piedad sevillana, emanando una serenidad conmovedora que cautiva a propios y extraños.
La Esencia del Acompañamiento: La Hermandad del Baratillo 🙏
Cuando hablamos de „acompañamiento” en la Semana Santa, el primer y más evidente cortejo es el de la propia hermandad. En 2017, como cada año, miles de hermanos nazarenos de la Hermandad del Baratillo, ataviados con sus túnicas blancas y antifaces de terciopelo azul marino, se convirtieron en el alma y el cuerpo de esta procesión. Silenciosos, serios, con sus cirios encendidos, formaron un río de fe que discurría desde la Capilla de la Piedad, en la calle Adriano, hasta la majestuosa Catedral de Sevilla y de regreso a su templo.
Estos nazarenos no solo marcaban el camino; eran la manifestación visible de una devoción colectiva, la penitencia individual que se funde en un acto comunitario. Tras la Cruz de Guía y los tramos del Santísimo Cristo de la Piedad, la luz de la Caridad emergería, mecida por el andar de sus costaleros, bajo el palio bordado. Este es el primer y más íntimo acompañamiento: el de sus propios hermanos, quienes durante todo el año preparan con esmero cada detalle para honrar a sus titulares.
La música de la Banda de Música del Maestranza (o similar, dependiendo del año y contrato específico), con sus sones solemnes y acompasados, también constituye una parte esencial de este acompañamiento. Sus marchas procesionales no solo marcan el paso de los costaleros, sino que dialogan con el sentir de la multitud, tejiendo una banda sonora que eleva el espíritu y subraya la profundidad del momento. En 2017, como siempre, los acordes llenaron el Arenal, la Campana y la Avenida, imprimiendo un ritmo cadencioso a la fe.
El Diálogo Silente: Representaciones y Fraternidad Cofrade 🤝
Más allá de la propia hermandad, la Semana Santa de Sevilla es un entramado complejo de relaciones y respetos mutuos entre las distintas cofradías. La pregunta sobre „qué hermandades acompañaron” puede interpretarse también en el sentido de las representaciones oficiales. Es una práctica arraigada que otras hermandades envíen a sus diputados, portando varas o insignias, para formar parte del cortejo de otra corporación amiga o con la que guardan un vínculo especial.
En el caso del Baratillo, es habitual ver representaciones de hermandades del mismo día (Miércoles Santo) que ya han recogido o aún no han salido, así como de aquellas con las que mantienen lazos históricos o de caridad. Estas representaciones, aunque discretas, son un poderoso símbolo de la unidad y la fraternidad que impregnan el ambiente cofrade. No „acompañan” en el sentido de una procesión conjunta, sino que rinden honores, muestran respeto y refuerzan los lazos de hermandad entre instituciones.
Además, no podemos olvidar el acompañamiento „invisible” pero palpable de los sevillanos. Cada vecino del Arenal, cada devoto que se agolpa en las vallas, cada visitante que guarda silencio o lanza una saeta, está „acompañando” a la Virgen de la Caridad. Personas de otras hermandades, que ese día no procesionan o lo hacen en otro turno, se mezclan entre la multitud, ofreciendo su fervor. Es una marea humana que, en su diversidad, se une en un único sentimiento de devoción. Es una hermosa simbiosis entre la institución y el pueblo.
La Ruta como Encuentro: Territorios y Miradas Compartidas ⛪
La estación de penitencia del Baratillo, en su extenso recorrido por el corazón de Sevilla, traza un mapa de encuentros y cercanías con otras instituciones religiosas y cofrades. Aunque no se trate de un acompañamiento procesional directo, el tránsito por ciertas calles significa, simbólicamente, pasar por „territorios” de otras hermandades. Por ejemplo, al cruzar el Arenal, se transitan zonas cercanas a la Capilla de los Marineros (Esperanza de Triana) o la Capilla de Montserrat, creando un diálogo espacial entre las devociones de la ciudad.
La salida de la Virgen de la Caridad de la Capilla de la Piedad, el paso por el Postigo del Aceite, la entrada en la Carrera Oficial y su regreso por el barrio, son momentos donde miles de miradas se cruzan, donde devotos de otras corporaciones se unen al respetuoso silencio o al aplauso sincero. Es un acompañamiento en el sentido más amplio: la ciudad entera, con sus múltiples facetas cofrades, se detiene para contemplar y honrar a la Dolorosa del Baratillo. El Miércoles Santo de 2017 fue, en este aspecto, una réplica de esa eterna coreografía de fe.
La riqueza de la Semana Santa reside, en parte, en esta interconexión. Cada hermandad es una pieza única, pero todas forman parte de un majestuoso puzle. El paso de la Virgen de la Caridad por lugares emblemáticos, donde otras hermandades tienen su sede o puntos de especial significado, es un recordatorio de que la devoción es un hilo que une a toda la comunidad. En 2017, la Caridad irradió su luz sobre estas intersecciones de fe, llevando consuelo y esperanza a cada rincón por el que discurría.
„La Semana Santa no es solo la suma de sus hermandades, sino la vibrante interconexión de todas ellas, un diálogo constante de fe, arte y tradición que se renueva con cada estación de penitencia. Cada paso que da la Virgen de la Caridad es un eco que resuena en el alma de la ciudad, uniendo corazones más allá de túnicas y escudos.”
El Legado del Acompañamiento: Más Allá de 2017 🕊️
Si bien la pregunta se centra en 2017, la respuesta nos remite a una realidad atemporal de la Semana Santa sevillana. La Virgen de la Caridad siempre está acompañada. Primero, por la fe inquebrantable de sus hermanos, que son el motor y el sustento de su hermandad. Segundo, por el respeto y la fraternidad de otras corporaciones que, a través de sus representaciones o de sus miembros integrados en el cortejo, refuerzan la cohesión del mundo cofrade. Y, por último, por la multitud de sevillanos y visitantes que, con su presencia, su oración y su fervor, se convierten en un manto humano que arropa a la Madre Dolorosa.
El Miércoles Santo de 2017 no fue una excepción a esta regla tácita. Fue un día donde la solemnidad y la belleza se entrelazaron, donde el arte sacro se hizo calle y la devoción popular alcanzó cotas de misticismo. La Virgen de la Caridad, con su mirada serena y su semblante lleno de gracia, procesionó rodeada de un amor incondicional. Ese „acompañamiento” es, en esencia, la columna vertebral de la Semana Santa. Es la forma en que una ciudad entera se detiene para mirar a su fe, para recordar sus raíces y para proyectar sus esperanzas en el futuro.
En mi opinión, basada en la observación de estos complejos rituales, lo que hace especial a la procesión de la Virgen de la Caridad, y a cualquier otra, es precisamente esa red invisible de conexiones. No se trata solo de quiénes marchan delante o detrás, sino de cómo la presencia de una imagen mariana tan venerada activa un sentido de comunidad y pertenencia que trasciende los límites de una única hermandad. El „acompañamiento” en Sevilla es un fenómeno social y espiritual que va mucho más allá de las listas de hermanos o las actas oficiales. Es la ciudad respirando al unísono con su fe, un espectáculo que, en 2017, la Virgen de la Caridad del Baratillo encarnó con una belleza inolvidable. Su salida y regreso, marcados por el pulso del Arenal, fueron un testimonio vivo de que la fe, cuando se comparte, se multiplica hasta el infinito. ✨✝️🎶